En la Ciudad de México siempre hay un nuevo lugar que promete revolucionar la escena foodie. Pero de vez en cuando aparece un espacio que realmente cumple lo que promete. Yapan, recién llegado a la Roma Norte, es uno de esos rincones donde la cocina se vuelve diálogo cultural: Japón y México se encuentran en la mesa y la conversación se prolonga entre cocteles, platillos inesperados y un ambiente que invita a quedarse.

Un lugar pequeño con gran personalidad

El espacio es íntimo, cuidadosamente diseñado. Desde las barras —perfectas para mirar de cerca cómo se prepara tu bebida— hasta las mesas pensadas para grupos grandes, todo en Yapan respira hospitalidad. La iluminación es clave: suficiente para crear atmósfera de bar, pero no tan tenue como para robarle protagonismo a las carcajadas. El servicio acompaña con discreción: cercano y atento, pero nunca invasivo.

La cocina: un viaje de sabores cruzados

La propuesta de Yapan es clara: reinterpretar clásicos japoneses con ingredientes y sazones mexicanos. El resultado es tan sorprendente como reconfortante.

  • El esquite de elote dulce con kamikama flambeado en mantequilla, echalote y hormiga chicatana abre la experiencia con un guiño callejero elevado a alta cocina.
  • Las gyozas de birria, servidas con su respectivo consomé, son quizá la mejor definición de Japomex: tradición, calidez y sabor explosivo en un solo bocado.
  • El tiradito Sambal de kampachi fresco brilla por su frescura, mientras que el chu-toro con mole poblano y ajonjolí es un choque armónico de dos mundos que parecen destinados a encontrarse.
  • En los makis, el Akai Hana —con camarón tempura, aguacate, tartar de salmón en miso y un toque de jamaica— es perfecto para compartir.
  • Los nigiris con achiote o chapulines son provocadores y memorables.
  • Y al final, los postres como el flan de cajeta con crumble de mazapán o el cheesecake de pistache cierran la experiencia con dulzura local y elegancia japonesa.

Mixología con carácter propio

La carta de cocteles acompaña sin competir. Desde el Maízito con whisky Abasolo y nixta, hasta el Piña Japón con sake, ron y jugo de piña, cada trago está diseñado para armonizar con los sabores de la cocina. Entre los favoritos destaca el Horchata Naka, que mezcla sake nigori, mezcal joven y syrup de horchata: un puente líquido entre Oriente y Occidente.

Yapan: más que un restaurante, una experiencia

Lo que hace especial a Yapan no es solo la comida, sino la manera en la que logra equilibrar tradición y riesgo. Es un lugar para ir en grupo, pedir al centro, compartirlo todo y dejarse sorprender. Un espacio que ya se siente parte de la Roma Norte, pero que tiene el poder de transportarte entre culturas en cada plato.

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